El 21 de abril del año en curso se registró el primer caso de Chagas agudo en un paciente masculino de 38 años de edad en el hospital San Ricardo Pampuri (perteneciente a la red hospitalaria de la ESE Moreno y Clavijo), ubicado en el centro poblado La Esmeralda, del Municipio de Arauquita. Ocho días antes, el paciente comenzó con un proceso febril acompañado de un cuadro de astenia, adinamia y malestar general; pero sin alteraciones de gusto/olfato, nexo epidemiológico con COVID-19 o sintomatología respiratoria.
Debido a que La Esmeralda es endémica para Malaria, se consideró la posibilidad de que estuviese cursando una infección palúdica por lo que se indicó la realización de Gota Gruesa para la identificación de morfologías parasitarias compatibles con el género Plasmodium. Sin embargo, al realizar el análisis microscópico directo de esta lámina, se evidenció la presencia de estructuras conocidas como tripomastigotes, las cuales son formas diagnósticas de la enfermedad protozoaria llamada Tripanosomiasis Americana o Enfermedad de Chagas.
Dadas las características del cuadro clínico y lo que se observó en el laboratorio, el personal médico sugiere una infección de fase aguda; aunque el paciente niega antecedentes de Signo de Romaña (inflamación de ambos párpados de uno de los ojos) o de la existencia de lesión abierta o Chagoma. Al interrogarle sobre las condiciones de vivienda, aduce habitar casa con piso y techo de zinc; razón por la cuál se piensa que pudo haber adquirido la infección por medio de alimentos contaminados con las heces del vector conocido como pito, conteniendo los parásitos. El paciente no presentó afectación de órganos que indicaran la presencia de infección en fase avanzada; pero se inicia tratamiento con Benzonidazol.
La enfermedad de Chagas es una infección parasitaria transmitida por vectores hemátofagos conocidos como triatominos o pitos que, tras picar a humanos y animales, defeca en cercanías de la lesión de entrada y por medio de sus heces transmite el parásito Trypanosoma cruzi. Este protozoo se caracteriza por ser un parásito hemático que en fase aguda puede ser diagnosticado por métodos de identificación directa en donde se evidencie su presencia; sin embargo debido a que al inicio generalmente las infecciones son asintomáticas o pasan desapercibidas con signos síntomas no específicos para Chagas, la mayoría de los casos se diagnostican en fase crónica varios años después de la infección primaria cuando el daño a órganos como corazón, colon y esófago pueden ser ya irreversibles.
Por esta razón, captar un paciente en fase aguda con estas características se hace fundamental para realizar las intervenciones pertinentes en su entorno y la comunidad e invita a que las entidades pertinentes realicen acciones de vigilancia en torno a las infecciones por este parásito, teniendo en cuenta que es una infección tropical de obligatorio reporte y endémica de 21 países de América Latina.
En la literatura se han reportado mecanismos no vectoriales de infección como transfusiones sanguíneas, trasplantes de órganos, transmisión congénita, accidentes de laboratorio y el consumo de alimentos contaminados con las heces del vector, como podría ser el origen del contagio de este paciente; por lo cuál se hace necesario iniciar estrategias de promoción y prevención enfocadas a esta enfermedad.
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